Los primeros cinco chakras están directamente conectados con los cinco elementos de la naturaleza.

Es muy interesante y revelador saber que los tres chakras que se encuentran situados más abajo son conocidos como los “chakras mortales de la tierra” y que, justo en la mitad, encontramos el cuarto chakra “Anahata” el Chakra del Corazón que representa una especie de puente entre los chakras celestiales (los tres primeros de arriba) con los tres de abajo “los chakras mortales”. Anahata conecta estos “dos mundos” de la tierra y del cielo.

En la parte más inferior del todo está la tierra, el Chakra Raíz “Muladhara” representado por el color rojo. Nos da seguridad, conexión con la tierra, cobijo y seguridad para nuestro propio bienestar.

Un poco más arriba, debajo del ombligo, nos encontramos con “Svadhistan” el Chakra Sacro, elemento agua y color naranja. Aquí está enraizada nuestra sensualidad, intimidad, creatividad, es un lugar para crear y para ser creativa.

Seguimos con “Manipura”, el Chakra del Plexo Solar que está vinculado al fuego y el color amarillo. Es desde donde nos empoderamos, nos conectamos con el mundo exterior y con nuestra fuerza.

Luego vendría “Anahata”, el Chakra del Corazón que posee un color verde y, como ya comenté antes, es el puente entre dos mundos. Aquí reside el amor, la compasión, el amor incondicional, el amor propio, etc.

El quinto elemento sería el éter, el espacio que pertenece al quinto chakra “Vishuddha”, el Chakra de la Garganta. Éter también se puede traducir como espacio, universo. Se representa con el color azul y es para la comunicación abierta, la escucha y la conexión.